jueves

Para mis lectores

Necesito un polvo guarro, al limite de la decencia. Esta vez en lugar de escribir, quiero leer lo que me hariais. Dejar comentario...

3 comentarios:

  1. POLVO ELECTRICO...
    yo soy un monstruo sexual dentro de la piel de una persona timida.Te recibiria en casa y te taparia los ojos con un pañuelo de seda para que no vieras lo que te haria.
    Poco a poco te desnudaria y lentamente te llevaria hasta el dormitorio .te dejaria caer sobre ella lentamente y te ataria a ella a lo ancho dejando las piernas colgando.
    Lentamente con una pluma acariciaria todo tu cuerpo comenzando por tu cuello, por tu vientre.Despues comenzaria por las piernas hasta llegar a tus labios y tu clitoris entonces comezria con la pluma a jugar alli
    Despues comenzaria a cuparte el lobulo de la oreja,besando tu cuello,besando y chupando tus pezones ,despues te besaria tus caderas.
    Continuaria besandote y lamiendo el interior de tus largas piernas hasta llegar a tu humedo coño para comenzar a chuparlo y lamerlo hasta que te corrieras en mi boca.
    Despues sacaria del cajon el estimulador de musculatura elecrico y te conectaria los cables en los pezones en la cadera , en tu culo y tus piernas. Y yo tambien me los conectaria en mi cuerpo.
    Despues lubrificaria mi polla y la meteria hasta dentro de tu humedo coño .
    En ese momento conectaria el estimulador electrico a baja cadencia y yo iria con el mismo ritmo como tu te movieras sintiendo los dos las descargas electricas,
    Poco a poco aumentaria el ritmo de mis sacudidas como las del estimulador que nos harian movernos de forma convulsiva y sin control ,
    En esos momentos pondria el aparato al maximo aumentando yo los vaivenes hasta que explotaramos de un placer maximo que no podias controlar .corriendote como una fuente entre mis piernas y yo dentro de tu mojado coño provocando unas sacudida electrica brutal entre mi polla y por dentro de tu coño . En ese momento apagaria el aparato.Te daria un largo y profundo beso y nos iriamos a duchar .Esperariamos a recuperarnos y con el cuerpo un poco mojado volveriamos a repetir la experiencia .

    RICHI

    ResponderEliminar
  2. No paro de tocarme y correrme pensando en lo que me harias...
    Faltan hombres como tu!!!
    M.

    ResponderEliminar
  3. Después de un mes enviándonos sms calientes, decides pasar por mi apartamento, dispuesta a cumplir mis fantasías. Cuando llegas —vestida de manera informal— cierro la puerta y te empujo contra la pared. Nuestras lenguas se unen en un beso tórrido mientras froto mi pene erecto contra tu vientre. De inmediato, sin detenernos a pensar, vamos al dormitorio, besándonos y acariciándonos. Frente a la cama, tomo tus senos entre mis labios: tienes los pezones erectos. Nos desnudamos rápidamente, ansiosos, deseando darnos placer el uno al otro. Tu cuerpo me excita hasta el borde del orgasmo. Nos tumbamos sobre el colchón y comienzo a acariciarte la vagina mientras te devoro a besos.
    —Estoy muy cachonda —susurras—. Quiero correrme.
    Al escuchar tus palabras, el deseo está a punto de volverme loco. No tardo en penetrarte, disfrutando del calor de tu sexo, moviéndome sobre ti con movimientos bruscos. Te agitas con los ojos cerrados y los labios entreabiertos, húmeda, apresándome entre tus muslos. Nuestros movimientos se coordinan y formamos parte de un mismo cuerpo. Gimes y me rodeas con las piernas.
    —Córrete —ruego—. Quiero que te corras…
    Al notar que estás cerca del clímax, aumento mis embestidas, taladrándote con todas mis fuerzas. Gritas y te retuerces, estremecida por el placer que tanto anhelaba proporcionarte. Un minuto más tarde, continúas respirando entrecortadamente, exhausta, con las mejillas encendidas. Ha llegado mi turno y lo sabes: llevo una semana reservándome para este momento. Te inclinas sobre mi pene y te lo introduces en la boca; tu cabeza sube y baja durante unos minutos interminables. Trago saliva y apreto los dientes: me es imposible aguantar más. Musito en tu oreja:
    —¿Quieres que me corra en tu cara?
    —Sí…
    —Pídemelo…
    —Córrete en mi cara.
    —Arrodíllate…
    Con una sonrisa, te postras en el suelo a los pies de la cama. Me incorporo y sitúo mi miembro delante de tu rostro. Me miras a los ojos y me chupas los testículos: ambos estamos dispuestos a llegar al final de la ecuación. Mientras me masturbo, observo tus cabellos y la blancura de tus dientes, tus pechos cubiertos de sudor y tu expresión enfebrecida: estoy al límite de mi resistencia.
    —Córrete —susurras—. ¡Córrete ya! Quiero tu leche en mi boca…
    Me estremezco de la cabeza a los pies. Aprietas mis glúteos con ambas manos y sacas la lengua: por fin había llegado el instante que habíamos soñado. Inesperadamente, llevada por el calor del momento, introduces mi pene en tu boca. La eyaculación espesa y caliente escapa de mis testículos endurecidos. Me aferras con fuerza, mientras gimo y me estremezco, indefenso como un niño en tus manos, tragándote hasta la última gota de semen. Siento tanto placer que creo que voy a morir. Satisfecha, escupes sobre el glande y lo lames con lentos círculos, disfrutando del sabor de mi esperma. Nada me pone más que correrme sobre ti…

    ResponderEliminar