POLVO ELECTRICO... yo soy un monstruo sexual dentro de la piel de una persona timida.Te recibiria en casa y te taparia los ojos con un pañuelo de seda para que no vieras lo que te haria. Poco a poco te desnudaria y lentamente te llevaria hasta el dormitorio .te dejaria caer sobre ella lentamente y te ataria a ella a lo ancho dejando las piernas colgando. Lentamente con una pluma acariciaria todo tu cuerpo comenzando por tu cuello, por tu vientre.Despues comenzaria por las piernas hasta llegar a tus labios y tu clitoris entonces comezria con la pluma a jugar alli Despues comenzaria a cuparte el lobulo de la oreja,besando tu cuello,besando y chupando tus pezones ,despues te besaria tus caderas. Continuaria besandote y lamiendo el interior de tus largas piernas hasta llegar a tu humedo coño para comenzar a chuparlo y lamerlo hasta que te corrieras en mi boca. Despues sacaria del cajon el estimulador de musculatura elecrico y te conectaria los cables en los pezones en la cadera , en tu culo y tus piernas. Y yo tambien me los conectaria en mi cuerpo. Despues lubrificaria mi polla y la meteria hasta dentro de tu humedo coño . En ese momento conectaria el estimulador electrico a baja cadencia y yo iria con el mismo ritmo como tu te movieras sintiendo los dos las descargas electricas, Poco a poco aumentaria el ritmo de mis sacudidas como las del estimulador que nos harian movernos de forma convulsiva y sin control , En esos momentos pondria el aparato al maximo aumentando yo los vaivenes hasta que explotaramos de un placer maximo que no podias controlar .corriendote como una fuente entre mis piernas y yo dentro de tu mojado coño provocando unas sacudida electrica brutal entre mi polla y por dentro de tu coño . En ese momento apagaria el aparato.Te daria un largo y profundo beso y nos iriamos a duchar .Esperariamos a recuperarnos y con el cuerpo un poco mojado volveriamos a repetir la experiencia .
Después de un mes enviándonos sms calientes, decides pasar por mi apartamento, dispuesta a cumplir mis fantasías. Cuando llegas —vestida de manera informal— cierro la puerta y te empujo contra la pared. Nuestras lenguas se unen en un beso tórrido mientras froto mi pene erecto contra tu vientre. De inmediato, sin detenernos a pensar, vamos al dormitorio, besándonos y acariciándonos. Frente a la cama, tomo tus senos entre mis labios: tienes los pezones erectos. Nos desnudamos rápidamente, ansiosos, deseando darnos placer el uno al otro. Tu cuerpo me excita hasta el borde del orgasmo. Nos tumbamos sobre el colchón y comienzo a acariciarte la vagina mientras te devoro a besos. —Estoy muy cachonda —susurras—. Quiero correrme. Al escuchar tus palabras, el deseo está a punto de volverme loco. No tardo en penetrarte, disfrutando del calor de tu sexo, moviéndome sobre ti con movimientos bruscos. Te agitas con los ojos cerrados y los labios entreabiertos, húmeda, apresándome entre tus muslos. Nuestros movimientos se coordinan y formamos parte de un mismo cuerpo. Gimes y me rodeas con las piernas. —Córrete —ruego—. Quiero que te corras… Al notar que estás cerca del clímax, aumento mis embestidas, taladrándote con todas mis fuerzas. Gritas y te retuerces, estremecida por el placer que tanto anhelaba proporcionarte. Un minuto más tarde, continúas respirando entrecortadamente, exhausta, con las mejillas encendidas. Ha llegado mi turno y lo sabes: llevo una semana reservándome para este momento. Te inclinas sobre mi pene y te lo introduces en la boca; tu cabeza sube y baja durante unos minutos interminables. Trago saliva y apreto los dientes: me es imposible aguantar más. Musito en tu oreja: —¿Quieres que me corra en tu cara? —Sí… —Pídemelo… —Córrete en mi cara. —Arrodíllate… Con una sonrisa, te postras en el suelo a los pies de la cama. Me incorporo y sitúo mi miembro delante de tu rostro. Me miras a los ojos y me chupas los testículos: ambos estamos dispuestos a llegar al final de la ecuación. Mientras me masturbo, observo tus cabellos y la blancura de tus dientes, tus pechos cubiertos de sudor y tu expresión enfebrecida: estoy al límite de mi resistencia. —Córrete —susurras—. ¡Córrete ya! Quiero tu leche en mi boca… Me estremezco de la cabeza a los pies. Aprietas mis glúteos con ambas manos y sacas la lengua: por fin había llegado el instante que habíamos soñado. Inesperadamente, llevada por el calor del momento, introduces mi pene en tu boca. La eyaculación espesa y caliente escapa de mis testículos endurecidos. Me aferras con fuerza, mientras gimo y me estremezco, indefenso como un niño en tus manos, tragándote hasta la última gota de semen. Siento tanto placer que creo que voy a morir. Satisfecha, escupes sobre el glande y lo lames con lentos círculos, disfrutando del sabor de mi esperma. Nada me pone más que correrme sobre ti…
POLVO ELECTRICO...
ResponderEliminaryo soy un monstruo sexual dentro de la piel de una persona timida.Te recibiria en casa y te taparia los ojos con un pañuelo de seda para que no vieras lo que te haria.
Poco a poco te desnudaria y lentamente te llevaria hasta el dormitorio .te dejaria caer sobre ella lentamente y te ataria a ella a lo ancho dejando las piernas colgando.
Lentamente con una pluma acariciaria todo tu cuerpo comenzando por tu cuello, por tu vientre.Despues comenzaria por las piernas hasta llegar a tus labios y tu clitoris entonces comezria con la pluma a jugar alli
Despues comenzaria a cuparte el lobulo de la oreja,besando tu cuello,besando y chupando tus pezones ,despues te besaria tus caderas.
Continuaria besandote y lamiendo el interior de tus largas piernas hasta llegar a tu humedo coño para comenzar a chuparlo y lamerlo hasta que te corrieras en mi boca.
Despues sacaria del cajon el estimulador de musculatura elecrico y te conectaria los cables en los pezones en la cadera , en tu culo y tus piernas. Y yo tambien me los conectaria en mi cuerpo.
Despues lubrificaria mi polla y la meteria hasta dentro de tu humedo coño .
En ese momento conectaria el estimulador electrico a baja cadencia y yo iria con el mismo ritmo como tu te movieras sintiendo los dos las descargas electricas,
Poco a poco aumentaria el ritmo de mis sacudidas como las del estimulador que nos harian movernos de forma convulsiva y sin control ,
En esos momentos pondria el aparato al maximo aumentando yo los vaivenes hasta que explotaramos de un placer maximo que no podias controlar .corriendote como una fuente entre mis piernas y yo dentro de tu mojado coño provocando unas sacudida electrica brutal entre mi polla y por dentro de tu coño . En ese momento apagaria el aparato.Te daria un largo y profundo beso y nos iriamos a duchar .Esperariamos a recuperarnos y con el cuerpo un poco mojado volveriamos a repetir la experiencia .
RICHI
No paro de tocarme y correrme pensando en lo que me harias...
ResponderEliminarFaltan hombres como tu!!!
M.
Después de un mes enviándonos sms calientes, decides pasar por mi apartamento, dispuesta a cumplir mis fantasías. Cuando llegas —vestida de manera informal— cierro la puerta y te empujo contra la pared. Nuestras lenguas se unen en un beso tórrido mientras froto mi pene erecto contra tu vientre. De inmediato, sin detenernos a pensar, vamos al dormitorio, besándonos y acariciándonos. Frente a la cama, tomo tus senos entre mis labios: tienes los pezones erectos. Nos desnudamos rápidamente, ansiosos, deseando darnos placer el uno al otro. Tu cuerpo me excita hasta el borde del orgasmo. Nos tumbamos sobre el colchón y comienzo a acariciarte la vagina mientras te devoro a besos.
ResponderEliminar—Estoy muy cachonda —susurras—. Quiero correrme.
Al escuchar tus palabras, el deseo está a punto de volverme loco. No tardo en penetrarte, disfrutando del calor de tu sexo, moviéndome sobre ti con movimientos bruscos. Te agitas con los ojos cerrados y los labios entreabiertos, húmeda, apresándome entre tus muslos. Nuestros movimientos se coordinan y formamos parte de un mismo cuerpo. Gimes y me rodeas con las piernas.
—Córrete —ruego—. Quiero que te corras…
Al notar que estás cerca del clímax, aumento mis embestidas, taladrándote con todas mis fuerzas. Gritas y te retuerces, estremecida por el placer que tanto anhelaba proporcionarte. Un minuto más tarde, continúas respirando entrecortadamente, exhausta, con las mejillas encendidas. Ha llegado mi turno y lo sabes: llevo una semana reservándome para este momento. Te inclinas sobre mi pene y te lo introduces en la boca; tu cabeza sube y baja durante unos minutos interminables. Trago saliva y apreto los dientes: me es imposible aguantar más. Musito en tu oreja:
—¿Quieres que me corra en tu cara?
—Sí…
—Pídemelo…
—Córrete en mi cara.
—Arrodíllate…
Con una sonrisa, te postras en el suelo a los pies de la cama. Me incorporo y sitúo mi miembro delante de tu rostro. Me miras a los ojos y me chupas los testículos: ambos estamos dispuestos a llegar al final de la ecuación. Mientras me masturbo, observo tus cabellos y la blancura de tus dientes, tus pechos cubiertos de sudor y tu expresión enfebrecida: estoy al límite de mi resistencia.
—Córrete —susurras—. ¡Córrete ya! Quiero tu leche en mi boca…
Me estremezco de la cabeza a los pies. Aprietas mis glúteos con ambas manos y sacas la lengua: por fin había llegado el instante que habíamos soñado. Inesperadamente, llevada por el calor del momento, introduces mi pene en tu boca. La eyaculación espesa y caliente escapa de mis testículos endurecidos. Me aferras con fuerza, mientras gimo y me estremezco, indefenso como un niño en tus manos, tragándote hasta la última gota de semen. Siento tanto placer que creo que voy a morir. Satisfecha, escupes sobre el glande y lo lames con lentos círculos, disfrutando del sabor de mi esperma. Nada me pone más que correrme sobre ti…